Nota Lun Mar 14, 2011 3:19 am

Tradiciones de mago. Hermandad Akashica

La mente, el cuerpo y el espíritu son parte del todo de la persona, igual que la persona es parte del todo del universo. La identidad, la división y el conflicto sólo son ilusiones. Cuando mente y cuerpo están en armonía, el alma les sigue; si lo individual no opone resistencia al universo, sino que se mueve con él, abraza su naturaleza. Estas son las raíces de la Hermandad Akáshica. Adiestrando el cuerpo, los Hermanos construyen un templo para la mente; con la mente purificada, alcanzan el entendimiento del espíritu. La Hermandad utiliza instrumentos sencillos (ejercicio, meditación, práctica y estudio) para convertir al hombre normal en un hermano del conocimiento.

TRASFONDO:

Los orígenes filosóficos e históricos de la Hermandad Akáshica yacen en el comienzo de los tiempos, cuando las personas vivían en armonía. Los primeros Akáshicos aprendieron su técnica en el Do de Dragón y Fénix y disciplinaron sus cuerpos y mentes mediante el equilibrio entre el movimiento y la quietud. Cuando la tierra cambió y más personas vinieron a vivir cerca del Todo, éste se fracturó y se volvió disonante. El equilibrio entre mente y cuerpo, movimiento y quietud, fue roto, y aquellos que llegarían a ser Hermanos Akáshicos se retiraron a montañas, cuevas y bosques para continuar su estudio del equilibrio a través del Do. Las artes marciales y el ejercicio perfeccionaban el cuerpo, a la vez que rigurosas disciplinas, cantos y oraciones purificaban la mente.

Cuando el mundo se dividió y las personas tomaron senderos disonantes, el conflicto apareció de diversas maneras en la Hermandad. Los primitivos artífices trajeron los primeros vestigios de la tecnología de la humanidad, cambiando así las relaciones de las personas con el mundo inmaterial y fortaleciendo la barrera que separa los reinos de lo físico y lo espiritual. Los instrumentos empujaron a las personas a fijarse sólo en las cosas que podían tocar y a olvidar que en otro tiempo hubo algo más; los bienes materiales se convirtieron en la meta y reemplazaron el cumplimiento natural del perfeccionamiento personal. Incluso dentro de la Hermandad, los jóvenes estudiantes se ocuparon de la investigación del Do, pero no pudieron entender la relación entre la filosofía y la destreza física. Estos guerreros consideraron las técnicas físicas de la Hermandad como su finalidad y trajeron la discordia al grupo y a sus relaciones con los demás.

Más tarde, los conflictos Akáshicos se extendieron hasta alcanzar otro grupo de humanos Despertados, una banda de magos que creía tener derecho sobre la reencarnación. La Hermandad no aprobó a estos magos que ponían en sus propias manos el poder sobre la vida y la muerte (magos que más tarde constituirían Eutánatos) y guerreó con ellos durante trescientos años. La guerra dejó a ambas Tradiciones llenas de cicatrices. Aunque ninguna ha perdonado completamente los siglos de derramamiento de sangre, han aprendido la una de la otra: ninguna Tradición entraría con facilidad en conflicto.

Cuando las filosofías espirituales del budismo, taoísmo, sintoísmo y religiones parecidas se extendieron por Asia, la Hermandad les siguió. Los monasterios shaolin en China acogieron a sus miembros, así como las ermitas de la montaña en Japón, los sacerdotes ermitaños del Tibet y los místicos de la India. Mucha gente adoptó las creencias de la Hermandad en la vida diaria, pero este mar de fondo acabó siendo su ruina: las naciones organizadas, los gobernantes severos y las sociedades secretas se opusieron a la influencia liberadora de la Hermandad sobre las Masas. Con el tiempo, la Hermandad se vio enredada en guerras, ya que los ejércitos y los gobiernos buscaban destruir su influencia. Las Hermandades fueron rotas y sus miembros se dispersaron. Las sociedades jerárquicas y los sistemas de castas, unidos a la visión materialista de la vida, pusieron a la gente en contra de los métodos de autodominio de la Hermandad.

A pesar de todo, la Hermandad Akáshica sobrevivió como una organización dedicada a la mejora del individuo. Sacerdotes nómadas mantuvieron vivas aquí y allá sus ideas, a la vez que las enseñanzas de la Tradición siguieron siendo parte de muchas culturas y familias. La influencia tecnocrática podría haber destruido la fuerza material de la Hermandad, pero ésta nunca fue su prioridad: su verdadero poder provenía del alma de la humanidad. Aquellos que necesitaron un guía, que sintieron la llamada del Do, hallaron la Hermandad. Independientes de los deseos, estructuras y posesiones de la edad tecnológica, los Hermanos y Hermanas no pudieron ser atrapados o privados de la luz que llevaban dentro.

Para las Tradiciones modernas, la Hermandad encarna el equilibrio entre violencia y paz, entendimiento y conflicto, en que siguen atrapadas. Como las raíces de la Hermandad son espirituales no pueden ser eliminadas con balas, dinero o leyes. Los Puños Guerreros emplean su increíble habilidad para enfrentarse a los enemigos de las Tradiciones, mediante sus enseñanzas predican la Ascensión de cada individuo mediante la acción justa. Cuando el moderno renacimiento de las artes marciales y la filosofía asiática se combinan con la cultura y la tecnología del siglo XXI, la Hermandad, una vez más, se siembra por todas partes en los corazones de la gente.

ORGANIZACIÓN:

La estructura de la Hermandad en flexible; aunque la iluminación y el destino son reconocidos como pasos a lo largo del sendero, todos los aspectos vitales tienen virtud y valor. Para la Hermandad no es válido situar una cosa o una filosofía por encima de otra. Por eso, aunque los Maestros son respetados por su penetración, no ejercen ninguna autoridad real: su crédito proviene únicamente de dicha penetración. Aunque los acólitos Akáshicos llegan de diferentes esferas, todos estudian el modo Akáshico de llevar un estilo de vida puro y sencillo, al menos hasta cierto grado. Cuando un Hermano alcanza un estado del Do más sencillo y libre, y una Areté más avanzada, sus logros son registrados y sus enseñanzas distribuidas para que todos se beneficien.

FACCIONES:

La Hermandad Akáshica no está formada únicamente por sacerdotes Shaolin, ni excluye a los caucásicos o a cualquier otro grupo. Aunque verdaderamente el foco de las Tradiciones es, en su mayoría asiático, la búsqueda del equilibrio y el entendimiento es universal. Los budistas, los confucionistas y los taoístas componen una buena parte de las filas de la Hermandad, pero ateos, paganos, e incluso cristianos son bienvenidos: cualquier alma iluminada que se esfuerza en alcanzar la armonía y en estudiar el camino del Do, puede llegar a ser un Hermano (a propósito, el término “Hermano” no es una ofensa a los miembros femeninos de la Tradición. “Hermano Akáshico” es simplemente un nombre para alguien que estudia los caminos de Akasha, sin intención de encerrar ningún prejuicio relacionado con el género).

Aunque la Tradición parece pacífica desde fuera, no lo es tanto vista desde dentro: los desacuerdos crecen en el interior de la Tradición tanto como en el interior de los otros grupos. Las divisiones más importantes de las filas Akáshicas surgen entre los miembros más jóvenes que quieren entrar en guerra con sus enemigos, entre los Maestros que buscan sólo la iluminación y entre los miembros, recién iniciados, del arte Wu Lung.

Elementos profundamente tradicionales componen el Shi-Ren o “Aristocracia de Socorro Mutuo”, cuya base está formada por componentes políticos y legales que desean una mayor influencia Akáshica en los asuntos mundanos. Según el Shi-Ren, los caminos de la Hermandad sólo pueden continuar saliendo de la oscuridad si las culturas que los engendraron se hacen un sitio en la historia. Aunque muchos Shi-Ren modernos no creen honradamente que una vuelta a la China Imperial sea posible, sí sienten que es importante para la Hermandad tener un lugar en la política y culturas modernas. Dan mucha importancia a la enseñanza de la historia y de las raíces de la Hermandad, y muchos tienen Esencias Patrón. Estudian magia de la Mente, promueven una organización mejor y son la cara pública en los conflictos diplomáticos y políticos.

En el extremo opuesto, están los Li-Hai, que siguen la filosofía de la moral utilitarista de Mo Tzu. Creen que las antiguas tradiciones encierran la mente en un falso sentido de la moralidad que no es guiado por el pragmatismo. Por eso, tradiciones sin fundamento empujan a la gente a cometer acciones dañinas. Los Li-Hai defienden que toda moral debe provenir de análisis razonados de lo que es útil y lo que es perjudicial, y persiguen abolir viejas tradiciones que ya no tienen relevancia en la edad moderna. Sienten que la Hermandad necesita modernizarse, aceptar nuevas ideas para abordar un mundo cambiante y aprender a trabajar con los sistemas de herramientas promovidas por la sociedad científica. Aunque continúan la práctica del Do, renuncian a los elementos de la magia Akáshica que proceden de la vieja tradición. En su lugar, persiguen convertir el Do y el Registro Akáshico en un acercamiento moderno y racional a la salud, moralidad y progreso personal.

Los Kannagara son ascetas que mantienen muchas prácticas antiguas de la Hermandad. Estos monjes realizan ordalías para purificarse y fortalecerse física y espiritualmente. Todos los miembros de la Hermandad emplean tales técnicas hasta cierto grado, pero los Kannagara creen que un alma y una mente justas sólo pueden proceder de una acción justa, y que tal acción resulta del rito, del sufrimiento y la práctica. La mayoría de los Kannagara permanecen enclaustrados en retiros Akáshicos donde practican diariamente la oración y los oficios, aunque a veces también salen al mundo exterior para contemplar aquello que esperan superar. Como la Hermandad está retrocediendo ante la expansión moderna y el turismo y, además, el ascetismo pierde popularidad, los Kannagara están desapareciendo lentamente.

Los Hermanos con inclinaciones místicas forman el Jnani, un grupo de yogis que siguen varias formas del shinto y los ritos Tibetanos para desarrollarse espiritualmente. Como monistas, los Jnani esperan reconciliar la consciencia de sí mismos con el Avatar (al cual llaman la “Mente Buda”). A través de la práctica del yoga, el tantra, el rezo, el canto, el omnipresente Do y la meditación, los Jnani buscan la unión con el principio absoluto de la realidad. En lugar de considerar que la realidad es maleable, creen que es el resultado de un principio esencial, y que la ilusión y sus velos proceden de la incapacidad de uno mismo para reconciliarse con el principio absoluto. Estos monjes se dedican a la búsqueda espiritual y persiguen la sabiduría interior para eliminar los límites entre uno mismo y el Avatar. Naturalmente, dominan una potente magia Espiritual. Además, conservan muchas bibliotecas insólitas y prácticas desconocidas por muchos Hermanos. Corre el rumor de que han mantenido durante largo tiempo varios monasterios ocultos y que guardan catacumbas secretas bajo tierra, donde se puede encontrar el pasadizo a los Reinos del Horizonte o descubrir antiguos lugares de poder que pueden introducirnos en la conciencia de lo absoluto.

Los guerreros jóvenes e impetuosos de la Hermandad forman los Vajrapani o “Portadores del Cetro de Diamantes”. Para ellos, la iluminación es como un diamante: dura e inflexible y conteniendo reflejos del mundo externo. Los Vajrapani aportan a la Hermandad el sobrenombre de “Puños Guerreros”. El nombre del grupo procede de un término común para “diamante” y “rayo”, mientras que el cetro de diamantes es la metáfora del poder sobrenatural. Estos Akáshicos mantienen que la Tecnocracia sólo puede ser derrotada a través de una acción poderosa y usan el Do como un arma. Curiosamente, los Vajrapani proceden en su origen de un principio metafísico femenino pero este hecho no limita su número de miembros. En realidad, ser un Vajrapani depende a menudo de que un estudiante joven e impulsivo sea etiquetado como tal por su mentor (o reconocido como un vástago por otros jóvenes guerreros). Los Vajrapani trabajan para desarrollar sus habilidades marciales, y a menudo buscan el conflicto con aquellos que son considerados enemigos de la Hermandad. Los miembros más viejos a veces van a parar a otras facciones, pero otros continúan activos como guerreros. La Tradición debe tener sus defensores, después de todo.

Por último los Wu Lung, la “Familia del Dragón”, son una secta separada de magos que se han aliado muy recientemente con la Hermandad. En el pasado los Wu Lung y la Hermandad Akáshica lucharon por el dominio sobre la China tradicional. Hoy, con sus líderes más importantes muertos y su herencia diluida por la China moderna, los Wu Lung han sido obligados a dejar de lado sus rencores y aliarse con los únicos herederos que quedan de la antigua cultura china. Los Hechiceros del Dragón practican un estilo de magia riguroso y burocrático, reminiscencia de los días de la vieja China Imperial, completado con un culto ancestral y con el curioso apaciguamiento de los espíritus celestiales. Hermanos y Hechiceros todavía buscan un medio para reconciliar sus creencias dispares, tomando sus raíces comunes como base. Pero aún queda un largo camino por recorrer. Los Hechiceros todavía practican su propia arte marcial separada del Do. Parece que su facción se quedará algo apartada, obligada por las circunstancias a inclinarse ante el mayor peso de la Hermandad en las Tradiciones. Los burócratas imperiales estudian principalmente la magia Espiritual para poder comunicarse con los antepasados y responder apropiadamente a los mandatos celestiales.

FILOSOFÍA:

El regreso a la sencillez yace en el corazón de las creencias de la Hermandad. Los humanos plagan sus vidas con objetos y deseos innecesarios y extraños. ¿Cómo se puede comprender la armonía natural del universo intentando agarrarlo, poseerlo y controlarlo? El lugar natural de cada individuo (el papel de Dharma) es manifiesto cuando no se está cegado por las ilusiones de la codicia, el deseo y el poder. El ejercicio de la vida proporciona al alma la oportunidad de experimentar el universo de múltiples maneras, por lo que el individuo podría aprovechar la posibilidad de aumentar su penetración mediante el desarrollo de la armonía con el Todo. Cada vida es sólo un paso en la gran rueda del Dharma, hasta que el individuo se libera de las cadenas que él mismo se ha forjado con sus creencias y deseos.
TEORÍAS Y PRÁCTICAS:

La Hermandad Akáshica guarda su alma en las páginas del registro Akáshico, una colección de toda la experiencia de los Hermanos Akáshicos a lo largo de los tiempos. Aunque sus páginas sean de papel y tinta, el libro se refleja en todos los niveles del mundo, tanto espiritual como material. Dice la leyenda que el registro fue iniciado por el Avatar Ascendido Akasha, de quien proviene el nombre de la Orden. El registro sirve a la Hermandad como inspiración y fuente de meditación y permite a los magos acceder a la experiencia pasada y al saber. Sin embargo, no es un libro para ser simplemente leído. Presente el conocimiento de tal modo que el seguidor no olvidará, en enigmas, acertijos, koans o episodios cortos que parecen mundanos. Buceando en el registro, un Hermano puede revivir experiencias del pasado, e incluso algunas veces, encontrarse con elementos de sus propias vidas pasadas.

El alma de la Hermandad está en su Registro, pero del cuerpo y la mente se ocupa el Do. Do, literalmente “el Camino”, es el arte de entrenar el cuerpo para alcanzar una mente en paz. Es la esencia de las artes marciales y la raíz de muchas artes mundanas. Sus movimientos permiten a los Hermanos Akáshicos llevar a cabo hazañas que combinan precisión física, mental y mágica. Pero el Do es más que un estilo de lucha mortal y fantástica o una disciplina física. Es un estilo de vida, una manera de desarrollar el potencial total del cuerpo humano a través del movimiento armonioso en ciclos naturales. Los estilistas del Do mantienen un apropiado equilibrio entre nutrición, ejercicio, sueño, pensamiento, creación y destrucción, todos ellos considerados partes importantes del Todo. Los practicantes del Do ponen en armonía sus cuerpos y mentes con el curso natural de la vida, apartados de las construcciones artificiales del progreso de un mundo atestado de material extraño.

El Do impregna cada aspecto de la actitud Akáshica respecto a la magia. Al igual que debe haber rectitud en el pensamiento, en la forma de hablar, en el entendimiento y en la acción, también debe haber una mente que sea recta para lograr un cuerpo y una vida rectos. Por eso la Tradición estudia la Mente como su Esfera principal, ya que sin esta pieza en su lugar, el cuerpo no sirve para nada. Todos los Akáshicos estudian Do de alguna manera, ya sea mediante las artes marciales, la búsqueda interior o la meditación.

Aunque el Do es la estructura principal de la magia Akáshica, muchos Hermanos añaden otras prácticas para canalizar su energía. Como el Do, estas prácticas suelen ser de origen asiático (el Feng Shui, la meditación y la caligrafía son caminos excelentes hacia el Chi), pero todas estás destinadas a unificar y dirigir movimiento y pensamiento hacia una meta. Como los mundos espiritual y mágico no están distanciados del mundo físico, el hombre equilibrado e iluminado puede acceder, con el tiempo, a todas las leyes del universo.

Muchos Hermanos Akáshicos no logran entender todavía la dicotomía que enseña su Tradición. Convencidos de la justicia de su causa, en armonía con el Do y el universo, los guerreros de la Hermandad intentan imponer sus puntos de vista a los otros, sin darse cuenta de que al hacer esto enfrentan a seres humanos, creando discordia en lugar de sanarla. Los llamados, acertadamente, Puños Guerreros libran así una guerra constante contra aquellos que consideran repugnantes, pero, al hacerlo, fomentan la misma violencia que desprecian sus enseñanzas. Para muchos monjes la iluminación sólo llega más tarde, y se retiran para encontrar la paz en lugar del conflicto.

Esfera especial: Mente.

Focos habituales: Campanas, Incienso, Meditación, Fajas o Banderas de Oración, Armas.

Conceptos: Estrella de películas de acción, Atleta, Explorador, Estudiante de Artes Marciales, Sabio, Héroe Errante.
El dia que las máquinas aprendan a sentir,¿quién definirá lo que es el alma?